El pavo real elevaba sus quejas a la diosa Juno. “No me quejo sin motivo, oh Diosa, decía. La voz que me habéis dado disgusta a todos, mientras que el ruiseñor mezquino animalejo, canta de una manera tan deliciosa, que es gala y honor de la primavera.”
Juno, irritada, respondióle: “Ten la lengua, ave celosa: ¿Cómo envidias la voz del ruiseñor, tú que adornas la garganta con los brillantes esplendores del iris, y te pavoneas, desplegando una cola tan magnifica, que parece el escaparate de un lapidario? ¿Hay ave alguna más hermosa que tú? Ningún ser reúne todas las perfecciones. Os hemos distribuido diversas prendas: animales ha a quienes cupo en el reparto la fuerza y la corpulencia; el halcón es ligero; valerosa el águila; agorera la corneja: y cada cual ha de contentarse con su suerte. No te quejes, pues, o te quitaré en castigo tu plumaje.”
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1 comentario:
Pavo real, realmente quejarse a juno. Par diez
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