El señor zorro la echó un día de grande, y convido a comer a su comadre la Cigüeña. Todos los manjares se reducían a un sopicaldo: era muy sobrio el anfitrión. El Sopicaldo fue servido en un plato muy llano. La cigüeña no pudo comer nada con su largo pico, y el señor Zorro sorbió y lamió perfectamente toda la escudilla.
Para vengarse de aquella burla, la Cigüeña le convidó poco después. “¡De buena gana! Le contestó; con los amigos no gasto en ceremonias.” A la hora señalada, fue a la casa de la cigüeña; hizole mil reverencias, y no encontró la comida a punto. Tenía muy buen apetito y trascendía a gloria la vianda, que era un sabroso salpicón de exquisito aroma .Pero, ¿Cómo lo sirvieron? Dentro de una redoma, de cuello largo y angosta embocadura. El pico de la cigüeña pasaba muy bien por ella, pero no el hocico del señor Raposo. Tuvo que volver en ayunas a su casa, orejas gachas, apretando la cola y avergonzado, como si, con toda astucia, le hubiese engañado una gallina.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Me interesaria saber si existe alguna pelicula en español sobre el zorro y la cigueña para poder desarrollarla en clase con los niños . Gracias.
Estoy desarrollando una secuencia alfabetizadora en 1er. grado y para finalizar me encantaria darla. Gracias.
Publicar un comentario