martes, 28 de agosto de 2007

La golondrina y los pajaritos

Una golondrina había aprendido mucho de sus viajes. Nada hay que enseñe tanto. Preveía nuestro animalejo hasta las menores borrascas, y antes de que estallasen, las anunciaba a los marineros. Sucedió que al llegar a la sementera del cáñamo, vio a un labriego que echaba el grano en los surcos.” No me gusto eso, dijo a los otros pajaritos. Lástima me dais .En cuanto a mí, no me asusta el peligro porque sabré alejarme y vivir en cualquier parte ¿veis esa mano que hecha la semilla al aire? Día vendrá y no está lejos, en que ha de ser nuestra perdición lo que va esparciendo de hay saldrán lazos y redes para atraparlos utensilios y máquinas, que serán para vosotros prisión o muerte . ¡Guarde os Dios de la jaula y de la sartén! Conviene, pues, prosiguió la golondrina, que comáis de esa semilla .Creedme.
Los pajaritos se burlaron de ella: ¡había tanto que comer en todas partes! Cuando verdearon los sembrados de cáñamo, la golondrina les dijo: “Arrancad todas las yerbecillas que han nacido de esa malhadada semilla o, sois perdidos.- ¡Fatal agorera! ¡Embaucadora! Le contestaron: ¡No nos des mala faena! ¡Poca gente se necesitaría para arrancar toda esa sementera!”

Cuando el cáñamo estuvo bien crecido: “¡Esto va mal! Exclamo la golondrina: la mala semilla ha sazonado pronto”.pero, ya que no me habéis atendido antes, cuando veáis que está hecha la trilla, y que los labradores, libres ya del cuidado de las mieses, hacen guerra a los pájaros, tendiendo redes por todas partes, no voléis de aquí para allá; permaneced quietos en el nido, o emigrad a otros países: imitad al pato, la grulla y la becada. Pero la verdad es que no os halláis en estado de cruzar, como nosotras, los mares y los desiertos: lo mejor será que os escondáis en los agujeros de alguna tapia.” Los pajaritos, cansados de oírla, comenzaron a charlar, como hacían los troyanos cuando abría la boca la infeliz Casandra. Y les pasó lo mismo que a los troyanos: muchos quedaron en cautiverio.

Así nos sucede a todos: no atendemos más que a nuestros gustos; y no damos crédito al mal hasta que lo tenemos encima.

lunes, 27 de agosto de 2007

Las alforjas


Dijo un día Júpiter "Comparezcan a los pies de mi trono los seres todos que pueblan el mundo. Si en su naturaleza, encuentran alguna falta, díganlo sin empacho: yo pondré remedio. Venid, señor mono, hablad el primero; razón tenéis para este privilegio. Ved los demás animales; comparad sus perfecciones con las nuestras. : ¿Estáis contento?-¿Por qué no? ¿No tengo cuatro pies, lo mismo que los demás? No puedo quejarme de mi estampa; no soy como el oso, y creyeron todos que iban a oír largas lamentaciones. Nada de eso; se alabo mucho de su buena figura; y se extendió en comentarios sobre el elefante, diciendo que no seria malo alargarle la cola y recortarle las orejas; y que tenía un corpachón informe y feo.
El elefante, a su vez, a pesar de la fama que goza de sesudo, dijo cosas parecidas :opinó que la señora ballena era demasiado corpulenta .La hormiga , por lo contrario, tacho al pulgón de diminuto.

Júpiter, al ver como se criticaban unos a otros, los despidió a todos, satisfecho de ellos. Peo entre los más desjuiciados, se dio a conocer nuestra humana especie. Linces para atisbar los flacos de nuestros semejantes; topos para los nuestros, nos lo dispensamos todo, y a los demás nada. El hacedor supremo nos dio a todos los hombres, tanto a los de antaño como a los de ogaño, un par de alforjas: la de atrás para los defectos propios, la de delante para los ajenos.

La ternera, la cabra y la oveja, en compañía del león.

La ternera, la cabra y la oveja, hicieron compañía en tiempos de antaño, con un fiero león, señor de aquella comarca, poniendo en común pérdidas y ganancias.

Cayó un ciervo en los lazos de la cabra, y al punto envió la res a sus socios. Presentáronse éstos, y el León sacó sus cuentas."Somos cuatro para el reparto," dijo, despedazando a cuartos el ciervo y hechas partes, tomó para mi la primera, como rey y señor. "No hay duda, dijo, en que debe ser para mí, porque me llamo León. La segunda me corresponde también de derecho: ya sabéis cual derecho, el del más fuerte. Por ser más valeroso, exijo la tercera. Y si alguno de vosotros toca la cuarta, en mis garras morirá."

martes, 21 de agosto de 2007

El lobo y el perro

Era un lobo, y estaba tan flaco, que no tenía más que piel y huesos: tan vigilantes andaban los perros de ganado. Encontró a un Mastín, rollizo y lustroso, que se había extraviad. Acometerlo y destrozarlo, cosa es que hubiese hecho de buen grado el señor lobo; pero había que emprender singular batalla, y el enemigo tenía trazas de defenderse bien.
El lobo se le acerca con la mayor cortesía, entabla conversación con él, y le felicita por sus buenas carnes.
“No estáis tan lucido como yo porque no queréis, contesta el perro: dejad el bosque; los vuestros que en el se guarecen son unos desdichados, muertos siempre de hambre ¡Ni un bocado seguro! ¡Todo a la aventura! ¡Siempre al atisbo de lo que caiga! Seguidme y tendréis mejor vida” Contesto el lobo y “¿Y que tendré que hacer-Casi nada, repuso el Perro :acometer a los pordioseros y a los que llevan bastón o garrote ; acariciar a los de casa, y complacer al amo. Con tan poco como es esto, tendréis por gajes una buena pitanza, las sobras de todas las comidas, huesos de pollos y pichones; y algunas caricias por añadidura.”
El lobo, que tal oye, se forja un porvenir de gloria, que l hace llorar de gozo.

Camino haciendo, advirtió que el Perro tenía en el cuello una peladura. “¿Qué es eso? pregúntale –Nada.- ¡Como nada!-Poca cosa.-Algo será. –Será la señal del collar a que estoy atado.- ¡Atado! Exclamó el lobo: pues ¿qué? ¿No vais y venís a donde queréis? –No siempre, pero eso ¿Qué importa? –Importa tanto, que renuncio a vuestra pitanza, y renunciaría a ese precio al mayor tesoro”
Dijo, y hecho a correr. Aún está corriendo.

Los dos mulos

Andaban dos mulos, anda que andarás. Iba el no cargado de avena; llevaba el otro la caja del recaudo. Envanecido éste de tan preciosa carga, por nada del mundo quería que le aliviasen de ella. Caminaba con paso firme, haciendo sonar los cascabeles.
En esto presenta el enemigo, y como lo que buscaba era el dinero, un pelotón se hecho sobre el mulo, cogiolo del freno y lo detuvo. El animal, al defenderse, fue acribillado y el pobre gemía y suspiraba. ¿Esto es, exclamó, lo que me prometieron? El mulo que me sigue escapa al peligro; ¡yo caigo en él y perezco!"-Amigo dijole el otro; no siempre es una ganga tener un buen empleo: si hubieras servido ,como yo, a un molinero patán, no te verías tan apurado."

La rana que quizo hincharse como un buey

Vio cierta rana a un buey, y le pareció bien su corpulencia. La pobre no era mayor que un huevo de gallina, y quiso, envidiosa, hincharse hasta igualar en tamaño al fornido animal.
"Mirad, hermanas, decía a sus compañeras;¿es bastante?¿No soy aún tan grande como él?-No-¿?Y ahora-Tampoco-¡Ya lo logre!-¡Aún estas muy lejos!"
Y el bichuelo infeliz hinchóse tanto, que reventó.

Lleno está el mundo de gentes que no son más avisadas. Cualquier ciudadano de la medianía se da ínfulas de gran señor. No hay principillo que no tenga embajadores. Ni encontraréis marques alguno que no lleve en pos tropa de pajes.

El cuervo y el zorro

Estaba un señor Cuervo posado en un árbol, y tenia en el pico un queso. Atraído por el tufillo, el señor Zorro le habló en estos o parecidos términos:” ¡Buenos días, caballero Cuervo! ¡Gallardo y hermoso sois en verdad! Si el canto corresponde a la pluma, os digo que entre los huéspedes de este bosque sois vos el ave fénix”
Al opio esto el cuervo no cabía en la piel de gozo, y para hacer alarde de su magnifica voz, abrió el pico, dejando caer la presa. Agarróla el zorro y le dijo: “Aprended, señor mío, que el adulador vive siempre a costas del que le atiende: la lección es provechosa; bien vale un queso”.
El cuervo, avergonzado y, mohino, juro aunque algo tarde, que no caería más en el garlito.

La cigarra y la hormiga

La cigarra después de cantar todo el verano se hallo sin vituallas cuando comenzó a soplar el cierzo: ¡Ni una ración fiambre de mosca o de gusanillo!
Hambrienta, fue a lloriquear en la vecindad, a casa de la hormiga pidiendo que le prestase algo de grano para mantenerse hasta la cosecha.”Os lo pagare con las setenas, le decía, antes de que venga el mes de Agosto.”
La hormiga no es prestamista: ese es su menor defecto.- ¿Qué hacías en el buen tiempo?- preguntó a la pedigüeña.-No os quisiera enojaros, contestole; pero la verdad es que pasaba cantando día y noche.- ¡Bien me parece! Pues mira: así como entonces cantabas, baila ahora-.