martes, 18 de septiembre de 2007

El murciélago y las dos comadrejas


Un murciélago cayó en el nido de una comadreja: ésta, gran enemiga de los ratones, echose sobre él para devorarlo. “¡Que atrevimiento! Exclamó: te presentas aquí, teniendo yo tanto que sentir de los tuyos ¿No eres ratón? ¡Habla sin empacho! Sí, ratón eres, tan cierto como yo soy comadreja.-Perdonad, contestó el desdichado: no soy lo que os figuráis. ¡Ratón yo! ¡Calumnias son esas de los que me quieren mal! Pájaro soy, gracias a Dios: ¿No veis mis alas? ¡Vivan los habitantes del aire!”
Razonable era lo que decía, y la comadreja, convencida, dejolo ir. Dos días después, el aturdido murciélago, metiese sin pensar en la madriguera de otra comadreja, enemiga de los pájaros. ¡Otra vez en peligro de muerte! La señora de la casa abría ya el hociquillo para destrozarlo, en concepto de pájaro, cuando protestó la victima de la ofensa que se le infería: “¡Pájaro yo! No os habéis fijado bien. ¿Qué es lo que caracteriza a los pájaros? Las plumas. Ratón soy: ¡Viva la gente ratonil! ¡Dios confunda a los gatos!”

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